martes, 26 de julio de 2011

De votantes a clientes

(Viene del artículo anterior, Idiocracia)

Las multinacionales son más poderosas e influyentes, decía, que las religiones, las iglesias, los partidos políticos, los gobiernos, los estados, los ejércitos, las monarquías, etc (menos los bancos)...Y es por eso que asistimos al espectáculo de las privatizaciones surrealistas, de las explotaciones irresponsables de los recursos de la Tierra y de la esclavitud laboral. La política ha perdido gran parte de su poder y ahora sus decisiones ya no parten de sus votantes, de la población humana de la que son representantes, si no de los pactos con las grandes empresas. En principio, si no cambian las cosas (hay que seguir presionando) el voto ya es inútil contra esa situación. Pueden imponer normas de una u otra cuerda que favorezcan más o menos a la cultura y a la sociedad (leyes sobre divorcios, casamientos y bautizos), pero lo que es la gestión puramente económica dependerá de las negociaciones con empresas privadas.Con lo que el Bien Público irá, por desgracia, perdiendo casillas en el Monopoly y lo que es de todos ya no será más que de unos pocos. Y entonces necesidades básicas de la humanidad como la salud, el alimento, la energía, los transportes, el conocimiento y la vivienda pasarán totalmente a manos particulares. Estamos en ello.
Así que debemos darnos cuenta de que hace tiempo que hemos dejado de ser votantes en cuanto a que nuestro voto podía cambiar alguna cosa, a ser meros clientes. Clientes que no están usando su poder.

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