Ya dije aquí que a veces creo estar viviendo en una novela de ciencia-ficción.
Pues hoy, me reafirmo.
Y muchas veces lo que ocasiona tal sensación es el viaje en metropolitano.
El metro de Barcelona es la expresión total de una antiutopía.
La continua presencia de seguratas. Los frentes de picas. Los perros. Los músicos del mundo. Los turistas. La megafonía presumiendo de cámaras de vigilancia. La tele gigante. Las máquinas de cobrar. Los precios asfixiantes. La publicidad agresiva. Los plafones monocromos. Los largos pasillos subterráneos.
Dada la cantidad de personal dedicado a la caza de delicuentes que contratan, pareciera que más de la mitad de usuarios somos ladrones de muy baja calaña. Lo cual ya es un insulto, o al menos yo me lo tomo así. Lo único que quiero es moverme rápidamente por la ciudad y en el camino me tratan como a una rata. En cambio, personal de ayuda, de información, de atención, cada vez hay menos. ¿Dónde queda aquello del trato al cliente? No hacen falta camareros que me sirvan un café entre parada y parada, pero qué mínimo que un rato agradable. Prefiero ver graffittis, u otro tipo de obra gráfica, en las paredes, que anuncios con caretos cada vez más clónicos y desfigurados por la avaricia. Prefiero escuchar buena música en vez de los anuncios y las amenazas disfradadas de paternalismo. La tele está bien, y a veces las noticias me interesan, pero me gustaría poder escoger yo misma los contenidos. De hecho, ya todo el mundo puede consultar las noticias en su propio móvil, así que la tele del metro sólo se entiende como otra herramienta más de publicidad, que supongo es el último bastión que le queda al ayuntamiento de cuando el metro fue público.
Y no me creo que todo el montaje de seguratas parriba seguratas pabajo sólo sea para que paguemos el billete. También quieren educarnos. A obedecer, a pagar sí, a tener miedo.
¿Quienes?, me pregunto, ¿quienes son esas personas que envían el mensaje de la sumisión?, ¿quienes son "ellos"?, esa palabra que algunos de mis amigos no me dejan usar. Ellos, los que pretenden convertir al mundo en una antiutopía. Oiga, yo he leído bastante ci-fi. Y este tipo de maniobras SIEMPRE tienen a un gobierno mundial, megalómano y dictatorial con muy malas intenciones, detrás. ¿Quienes son ellos?,¿son los mercados, las empresas, los millonarios, las castas, las
sectas, los supervillanos los que están detrás de todo esto?, ¿y por qué
lo aceptamos los que no somos nadie?, ¿por qué hay humanos normales que
aceptan los puestos de represión a cambio de un sueldo ajustado?
No sé si serán los Iluminatti, los Annunakis o los Reptilianos pero estoy segura de que si encuentro las gafas de sol adecuadas, podré verles la cara.
P.D: Para los no-cifi, esto último es una referencia a la película "Están vivos" de Carpenter.
Procuren ver y leer ciencia-ficción, quizá esas son las gafas que precisamos.