- La inseguridad es un sentimiento bastante insoportable, que agudiza el miedo y por lo tanto condiciona las respuestas ante lo venidero. La inseguridad laboral en un mundo en el que se paga por todo puede provocar pánico. Nadie tiene asegurada una vivienda, aunque crea haberla comprado. Nadie tiene nada (excepto unos pocos) asegurado.
-Estamos viviendo con unos valores que han quedado anticuados. Las familias ya no son como en los cincuenta, ni el comercio, ni los jóvenes, ni las intenciones. Ahora formar una familia convencional es una opción entre otras. El comercio internacional ha crecido hasta ser planetario. Las últimas generaciones ya crecimos con esas rupturas, con las consecuencias de esa transformación. Las que vienen las habrán asimilado del todo. Sin embargo, la publicidad y otras bocas de la voz del mercado, siguen o bien empeñadas en perpetuar unos valores que consideran rentables o bien se han quedado simplemente anticuadas. Me inclino por lo primero. Esta gente hace estudios muy concienzudos sobre la relción producto-cliente. Se las saben todas, llevan siglos en el negocio.
-A mí no me gusta confiar los pilares de mi existencia a gente que me cuenta como a un número. Que me contabiliza. Preferiría que mi corto paso sobre el planeta me permitiera vivir lo más a gusto posible, y creo que en eso coincidiríamos todos. Y si en vez de estar obsesionados con TENER, pudiéramos estar sencillamente viviendo lo mejor posible, muchos de nuestros problemas se habrían acabado. ¿Es tan difícil para algunos plantearse la vida no como una carrera, una caza, una guerra, si no como un cuadro, una melodía, un poema? Parece que sí.
-Cualquier persona desde cualquier posición en cualquier punto del planeta, sea cual sea su condición y sean cuales sean sus circunstáncias, es capaz, o al menos su cerebro lo es, de mirar más allá de sus narices. Sólo se necesitan unos ojos con ganas de ver. Unos ojos que se hayan abierto.
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