Voy a explicar un secreto, algo que poca gente conoce, las entrañas de la bestia.
Cómo funciona un grupo de música.
Y es que a veces me da la impresión de que las personas creen, como pasa con la carne del supermercado y los animalitos de granja, que la música ya viene hecha y empaquetada con celofán transparente. Así, caída del cielo. Ready to listen.
Parece como si el proceso de creación, de ejecución y de producción no tuviera importancia alguna, o careciera de la suficiente seriedad. Nada se sabe de aquellos músicos que desde temprana edad dedican su tiempo, su dinero y su energía en aprender, en practicar, en dominar un instrumento. Ya sea de la manera clásica (solfeo y conservatorio o escuela), más roquera y autodidacta o más electrónica e, incluso, ruidista. Nada se sabe de las personas que un su mente pergeñan una estructura musical y luego la transforman en algo audible. Estemos escuchando el último éxito de pop masticable y adaptado a los tiempos, o una glamurosa pieza de jazz, estemos bailando al ritmo frenético de un bombo profundo, o tarareando el estribillo de una copla que cantaba la abuela, estemos llorando sobre una canción de amor que nos trae recuerdos, o pegando saltos en un pogo, detrás de todo eso siempre hay el esfuerzo y dedicación de seres humanos.
Lo digo porque esto que así leído resulta tan obvio, una verdad de Perogrullo, muchas veces se olvida.
En el caso de los grupos que tocan en directo, los que fabrican sus propios temas, el proceso de imaginar una canción a llevarla a la instrumentación y luego al directo requiere del mismo esfuerzo y tiempo que cualquier otra acción. El trabajo no es solamente aquello que nos da de comer bajo contrato. El trabajo es una dedicación. También requiere inversión económica: el local, los instrumentos y su mantenimiento, y el transporte no se pagan solos.
El músico de carrera tiene, además de una vocación, un oficio. El músico pop de compañía discográfica y demás parafernalia, lo mismo, además de fama. El músico underground está condenado a hacer de su vocación un hobby. No me digan que eso es porque el músico underground no tiene conocimientos de técnica o su música es peor que la otra. La calidad de su música no es relevante, pues el mundo de los intérpretes musicales oficiales está tan lleno de mediocridad como puede estarlo el resto.Y eso cualquier músico lo sabe. Todos nos admiramos los unos a los otros cuando reconocemos el talento y la pasión. La música es un lenguaje que no tiene fronteras, es el Esperanto de los sentidos y los músicos a base de comunicarse logran una conexión maravillosa con ese ente intangible que es la harmonía.
Puedo comprender que esa conexión mágica suene a extraterrestre cuando la escucha alguien que no tiene interés, o gracia, para manejarse con un instrumento o la idea abstracta de la composición musical. Pero el resto, el proceso, el trabajo, desaparecen.
Si no es a causa de la falta de calidad, de vocación y de talento, ¿por qué un músico underground está condenado a hacer de su oficio un hobby? Bueno, ¿por qué será?
Tiene elementos para dar a conocer el fruto de su trabajo, ya no necesita discográfica ni promoción, puede moverse a través de La Red y regalar su trabajo. Puede cobrar, si quiere, pero se expone a que la gente no quiera pagar por algo que, en principio, desconoce y que además no lleva el sello comercial que la mente vulgar necesita para tener ganas de escucharlo.Así que es mejor negocio regalar las canciones. Así que el local, la conexión a Internet, la grabación y todo lo que se necesita para autoproducir música lo tiene que sacar de su bolsillo.
Normalmente los músicos underground tienen otro trabajo, por supuesto. Ahora con la crisis o la estafa o lo que sea que es esta precariedad, la cosa está bastante difícil.
Un grupo, o deeejay, desea mostrar sus composiciones al público. Ejecutar en directo aquello que ha construído para que sea apreciado en su magnitud. No hay una gramola que canta sola. Hay una persona que saca ese sonido de su instrumento o de su máquina.
Para eso el músico underground busca salas y locales, y, a veces, lo buscan a él.
Aquí nos encontramos con la verdadera causa de que un músico underground se vea condenado a hacer de su oficio un hobby. A no ser que claudique y acabe metiéndose en algún tipo de sello independiente que le haga la vida un poco más fácil, llevándose un tanto.
Los locales se alquilan. Salvo pequeñas y honrosas excepciones de salas que buscan, investigan y consiguen una programación sólida y con estilo propio, las salas se alquilan de 300 a 600 euros las más normalitas. El grupo paga por tocar en un escenario decente con un equipo de sonido razonable.
Los pocos locales que no piden alquiler, por lo general se conforman con un equipo de sonido terrible que hace de la experiencia de tocar en directo una pesadilla. No me oigo. Nuestra frase favorita.
Y en muy pocas ocasiones, se remunera a la banda. Hay veces que a todas luces eso no es posible, porque no ha asistido suficiente público y hay que pagar la sala, por ejemplo. Otras se toca gratis para una causa.
Y aquí, patapam, nos damos de morros contra ele VERDADERO ENEMIGO del músico underground.
Los solidarios.
Los que quieren que seas solidarios con ellos, me refiero. Pero ellos no lo son contigo.
Que quede bien claro para todo el público, que los músicos tocan gratis por una sola causa: TOCAR
Y si llevan tiempo sin poder, se apuntan a un bombardeo con tal de hacerlo.
No estoy hablado de bandas como Frito y los Fritipaldis, Amargal o Tontillo, o hasta Mismal, que tocan gratis (o, mejor dicho, ceden una parte de sus ganancias) por causas que quedan bien. Estoy hablando de que aquí cualquiera monta un festival de 5 grupos por todo lo alto, lo anuncia, pone una barra y llena la programación de bandas que no cobran ni un duro y encima se llevan sus propios instrumentos. Tocas gratis porque es la ocasión de hacerlo, pero en realidad muchas veces ni sabes de qué va la "causa", puede que ni siquiera exista. Si no que es una costumbre local. No pagar a los músicos.
Y encima van de alternativos.
Y de solidarios.
La causa puede ser cualquiera, como en Tele 5.
Y si no tocas gratis, eres un rancio.
Sociológicamente, además, podríamos incluso discutir la utilidad práctica de esos conciertos y actividades solidarias.Y en algunos casos hasta su transparencia. No veo que las causas, repartidas, diseminadas, sean todas tan útiles como pretenden, ya que la mayoría son sólo tiritas que de ningún modo reparan el daño mayor.
De hecho, un grupo de música es una causa en sí, una cooperativa, una ONG cuya causa es la supervivencia de la cultura.
Suscribo.
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ResponderEliminarTriste y cruda realidad de parte de la escena musical pátria.
ResponderEliminarTambién es cierto que los artistas o grupos que participan gratuitamente saben que a cambio van a tener una promoción extra al participar en tal o cual evento por la patilla, y que probablemente y gracias a ello, las posibilidades de que les llamen de más sítios se van a multiplicar,(quizás por O)
En resumen, malos tiempos, no sólo para la lírica.
Esa es la excusa, sí. Pero van a llamar para que sigas actuando gratis!! Y con promoción se paga si se hace. Colgar cuatro cartelitos en los que no se entiende nada y hacer un eventito de FB no es promocionar, es, como mucho, divulgar un pelín.
ResponderEliminarGracias por los comentarios amigos!!
Como me comentó Rubén, además los grupos también traen a su propio público!!
Music Non Stop!!!