Hoy despierto profundamente apenada por la especie humana.
Con ganas de tirarme con ella por el WC.
Ciegos. Estúpidos. Zombis.
Se agrupan en manadas para sobrevivir.
Se niegan a superar su condición animal.
Se sienten seguros bajo paraguas roídos.
Caminan en grupo con una antorcha y creen que llevan el sol.
Y yo siento terror, y rabia, y desconcierto.
Tú debes respetarlos pero ellos...¿te respetan?
¿Puedo respetar a un adulto que cree a pies juntillas que Papa Noel existe de veras?
¿Puedo respetar a quien adopta una identidad sin contenido?
¿Puedo respetar a los que pretenden guiar mi futuro a ciegas?
¿Puedo respetar a los que Gestionan nuestras vidas con tal desorden?
Se me hace difícil, realmente.
Como mucho puedo usar la compasión para tolerarlo.
Poco más.
Y desde luego es insoportable saberse en manos de inconscientes avariciosos.
Y doloroso estar rodeada de gente que odia sin saber por qué.
En alguna parte del mundo hoy están asesinando en nombre del dinero sucio.
Alguna parte del mundo se está hundiendo, literalmente.
Cientos de seres humanos están siendo tratado como basura.
En alguna parte del mundo hoy están haciendo negocio a nuestra costa.
Pero la cultura nos separa.
La cultura, ese disfraz, ese condimento.
Esa falacia que nos atrapa en costumbres.
Obsesionados por retenerlas.
Pero Barcelona despierta contenta y orgullosa porque tiene identidad.
Porque ayer se sintieron uno solo y dejaron por momentos el peso de su propia existencia en manos de un ente común.
Un ente imaginario.
Un algo que solamente se disculpa, otra vez, por motivos económicos.
Por el dinero se roba, se mata, se distorsiona.
Recuerdo historias de hermanos que se odiaban por el distinto color de sus banderas.
De personas asesinadas y torturadas en nombre de una bandera.
Para acabar siendo gobernados, los supervivientes, de nuevo por la misma idea.
Sospecho que detrás de esos pañuelitos coloristas que tanta pasión despiertan no hay más que miedo e interés.
El miedo nos engaña. El interés nos convierte en depredadores.
Humanos que no saben lo que son.
Que no quieren saberlo.
Niños inocentes y libres a los que disfrazan con sus colores, enseñándoles a usar su pensamiento a la medida de un tubo prefabricado. Modelando sus tiernas mentes con la patosidad de uno. Con la papilla, van las órdenes. Nunca pienses por ti mismo. Por todos los Dioses, ¿no sentís, de verdad, vergüenza ninguna?
Mentes que han sido manipuladas hasta la náusea.
Que quieren imponerme su bandera.
Con respeto.
Hasta que yo pueda dar mi opinión soy libre.
Pero luego salgo a la calle y todo el mundo intenta imponerme su producto, mediocre y vacío.
Compre esto, piense aquello, ondee esta bandera. Vóteme. Cómpreme. Obedezca. Y sobretodo folle mucho, folle, folle todo lo que pueda.
Todos los mensajes se venden. Es la Era de las Camisetas.
Sea uno más. Sea uno más. Dicen todas en el fondo.
Manadas en orgías colectivas.
Robar e irse corriendo con el botín, mientras la Manada se contrae y se dilata.
Malos tiempos para el pensamiento crítico.
Un día me señalarán.
Tú no eres de los nuestros.
Hordas.
Fuego y odio.
Fanatismo.
Quiero irme, esconderme, salir corriendo.
Con la sensación de que me están echando.
Vete si no quieres usar mi bandera.
Vete si no quieres pensar como yo.
Si no usas mi bandera y no piensas como yo, es que NO ERES DE AQUÍ.
Aquí es esto. No es una realidad compartida dibujada por las distintas percepciones individuales. Si no que AQUÍ es ESTO. Lo que yo veo. Oye, esto no es un trozo del planeta. Esto es MI tierra y en MI tierra se hace lo que yo digo.
Pero te estoy respetando.
Hay muchas maneras sutiles de echar a una persona de donde naturalmente estaba.
A veces no hace falta echarla a patadas.
A veces sólo basta con oprimirla.
Me siento oprimida entre vuestras celdas.
Me siento oprimida y decepcionada.
Porque pierdo la esperanza y eso me hace sentirme encerrada.
Hoy no quiero salvar a la especie. Quiero que se hunda con los árboles que le permiten tener energía en sus casitas. Quiero que el ser humano cabe su propia tumba. Quiero que desaparezcamos del paisaje del Universo. Que sobrevivan las piedras, que son más inteligentes y no se reproducen.
Esta Tierra que agoniza y que nos sostiene, de la que pretendemos tener parcelas y ponerle nombre. Esa Tierra que no es más que un grano en el culo de un Universo que también está condenado a la Nada. Esa Tierra que revindicamos como nuestra y que va desapareciendo bajo nuestros pies. Nosotros aceleramos su destrucción. Y junto con nuestra bandera nos hundiremos. Orgullosos y ciegos.
Sois todos basura humana, carne de lata, esclavos anónimos que os creéis alguien porque tenéis DNI y perfil de Facebook .
Somos todos basura.
Somos todos nadies.
Masa que sirve a otros fines.
Cerebros inutilizados, programados desde algún laboratorio de consumo.
Brazos y piernas que se mueven al mismo ritmo. Bocas que hablan por otros labios, creyendo suya propia la palabra.
Mañana se me pasará porque alguien me enseñará su bondad de alguna forma, y yo volveré enseguida a amarnos. Volveré a pensar que todo humano lleva dentro la semilla de una sabiduría generosa, inocente. Que todos llevamos dentro una bombilla que a veces se enciende.
Hoy está todo a oscuras. Y mi pena es muy grande.
No sé por qué me afecta tanto y pido disculpas por ello.
Tal vez es que en el fondo pienso que el Ser Humano es tan valioso que vale la pena conservarlo. Somos únicos. Por lo que sabemos. Que es muy poco y si seguimos así, volverá a ser menos.
Somos Diamantes en bruto, rocas sin tallar. Artesanos de nuestra propia vida. Despreciamos nuestra condición y nuestras herramientas.
Y por eso condenaremos a toda la especie a desaparecer en manos de nuestra propia estupidez.
Pero si la mayoría quiere extinguirnos, tendremos que respetar a la mayoría.
¿No es así?