Hace días que quiero escribir sobre
nacionalismos, independencias, dependencias e identidades construídas
sobre farsas costumbristas, pero al final siempre me da mucha pereza.
Siento que la cosa, en realidad, no va conmigo, no me interesa, es más,
me aburre. Pase lo que pase me adaptaré a los nuevos tiempos e intentaré
vivirlos con dignidad. Pero me sigue pareciendo alucinante que en plena
era del Google Translator continúe la discusión sobre lenguas e
idiomas, por ejemplo. Y todavía más estupefacta me quedo al comprobar, a
diario, el triste y tozudo empeño general en la conservación de modos
que a todas luces empiezan a ser historia.
La Red lo ha cambiado todo.
Cuanto
antes lo comprendamos, antes nos pondremos a trabajar en la sustitución
de las antiguas maneras por otras, efectivas y constructivas. De nada
sirve agarrarse a un barco que se hunde, por mucho que la orquesta siga
tocando.
Y cuanto antes nos atrevamos a usar la nueva herramienta en serio, más espectáculos desoladores nos ahorraremos.
La información ya está ahí, imposible esconderla.
La verdad está a mano, con todos sus matices, sus versiones, sus interpretaciones y sus datos.
Ahora
los títeres hipnóticos ya no tienen el poder de convencer. Y los
ventrílocuos sólo pueden hacer una cosa: correr con el botín.
Parece
que los cambios no son tan rápidos como aparentan. Este es un proceso
lento y costoso, una transformación que exige su tiempo. Somos muchos. Y
llevábamos toda la vida atados a lo analógico. La Era Digital ha arraigado.
Es
normal que sintamos miedo. Y vértigo. Y que intentemos ayudar a los de
al lado. Es natural que se produzcan estampidas, y se radicalicen
posiciones hasta la ridiculez. Es un sálvese quien pueda a cámara lenta.
La contemplación de la agonía es terrorífica. Lo único que calma la
angustia es buscar soluciones. Anticiparse al desafío, al accidente. Y
lo bueno de la lentitud es que hay tiempo para pensar, para reaccionar.
El
Ser Humano es un animal excepcionalmente imaginativo, con una fuerza de
voluntad impresionante, el animal más creativo del Sistema Solar. ¿Cómo
hemos conseguido volar?, ¿generar electricidad a partir de elementos
que eran invisibles?, ¿observar un entorno que nos queda tan lejos como
otra galaxia?, ¿cómo hemos conseguido conectar todas las mentes del
planeta sin movernos de una silla? Con imaginación, con valentía y
ambición. Sintámonos orgullosos de nuestras capacidades. Aunque también
hayan sido destructivas.
Esa
imaginación puede sin duda alguna, como ya se ha hecho en la literatura
de anticipación, crear nuevos paisajes y estructuras, nuevas formas de
gestionar, nuevos sistemas de funcionamiento. Tengamos la valentía de
plasmarlos, de probarlos. Y la ambición de hacerlo mejor de lo que lo
hayamos hecho hasta ahora.
El
nuevo reto es la conformidad de todos. El bienestar de todos. La Red
nos ha hecho conscientes de nuestra propia influencia sobre el mundo.
Nuestra opinión, por primera vez, cuenta. La gente le da al me gusta y
al favoritos. Interactuamos. Intercambiamos. Somos un Todo integrado por
individuos. Cada uno de los pequeños empujones, mueve.
Por
eso pienso que es importante que La Red llegue a todos los Seres
Humanos. De acuerdo, no más que el alimento y las medicinas. Pero es la
nueva educación. La posibilidad, por vez primera, de que todos podamos
tener acceso a lo mismo. A los datos, a la cultura, al conocimiento, a
la información. Y es importante también, para asegurar esto último,
mantener a La Red al margen de las manera de hacer anticuadas, ofrecerla
como alternativa.
Despegándonos del pasado tal vez logremos mirar cara a cara al presente. Y una vez presentados fijemos la vista en el futuro.
Lo
único que puede salvarnos de un problema es encontrar la solución. Tal
vez la tengamos delante de nuestras narices, como cuando buscas y
rebuscas las llaves dentro del bolso y luego te das cuenta de que las
llevabas en la mano.
Pero
estamos demasiado entretenidos manoteando la sobreinformación,
intentando comer y pagar las facturas y esquivando los golpes de la
fuerza bruta desplegada por quienes luchan por resistirse a la novedad.
Pero la ola es demasiado grande y les atrapará también a ellos.
No
hay más remedio que evolucionar en paralelo, un enfrentamiento directo
entre tendencias no aportará gran cosa. Y además el reto está en ponerse
de acuerdo. Hay unos básicos que son lo mismo para todos y cada uno de
nosotros y esto hay que lograr establecerlo de una vez por todas.
Quienes no son capaces de asimilar esto, podrían ir perdiendo
credibilidad.
Como dice Hipercarga. Muta o Muere, amigo.
Avanza o quédate atrás.
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