viernes, 30 de diciembre de 2011

Adiós libertad, hola ignorancia

Falta un día,¡un sólo día! para que acabe el año, y nos dan la última "clatellada"...nos lanzan la Ley Sinde. Así: placa, placa. Antes de las Uvas, a lo grande. Y precisamente esta mañana le había mandado yo un twitter al Balagueró, que es de Barna y estuvo en Radio P.I.C.A, al descubrir que tiene el mismo discurso que casi todos los que han logrado comer del arte y la cultura. Quieren el mismo derecho que las estrellas de fútbol, entiendo. Ser millonarios, si puede ser,y si no al menos llevar un tren de vida "normal",es decir: pagarse la sanidad privada, viajar, tener un piso de propiedad con calefacción y aire acondicionado y una buena conexión a la Red, un vehículo, y probablemente alguna que otra chuchería más.Vamos, quieren lo que queremos todos: una vivienda, una sanidad, una información, unas comodidades, eso a lo que cualquier terrícola debería tener acceso, si no gratuíto, al menos bastante más asequible. Los artistas, al ponerse del lado del Mercado, lo que hacen es traicionar al Arte, además de al resto de la especie. Pero siendo de los de mi calaña me da más vergüenza.
La Red representa una nueva dimensión en la exposición de corrientes artísticas, impedir su libre funcionamiento es lo mismo que gritarnos QUEREMOS QUE ESCUCHÉIS Y VEÁIS LO QUE EL MERCADO QUIERA VENDER. Tal vez no sea tan exagerado...de momento.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Felicitación

Esta está siendo una Navidad extraña, las conversaciones en la mesa son tensas, nadie tiene un duro, se las ven venir negras. Peligro en el ambiente. Les digo que yo siempre vivo en precario, y muchos amigos míos también, sin perder el estilo y sorteando las visicitudes, sin hipotecas, sin hijos, sin coche, compartiendo piso la mayoría, con trabajos por debajo de sus talentos, comprando ropa en las rebajas y poniendo la imaginación a trabajar,  y la verdad, dentro de lo que cabe, diría que somos bastante felices. Con eso no defiendo la escasez, pues estoy a favor de la abundancia, pero de la abundancia en bienes comunes. Si la energía, el agua, el alimento, la vivienda, la salud y la educación son abundantes, de calidad, bien repartidos, obviamente gratuítos y estructurados de manera eficiente, nuestras necesidades básicas estarían cubiertas y los seres humanos podríamos dedicarnos a otros menesteres más interesantes y elevados. Si no que con el presumir de llevar una vida humilde quería decir que el egoísmo de querer lo mejor para sí; pisos de propiedad, una familia estándard, un cochazo nuevo, ropa de temporada de marcas con caché, sanidad privada que te atiende rápido, escuelas en las que los contactos sociales prometan cierto porvenir, por supuesto espoleados por una sociedad basada en el comercio, nos ha hecho tal vez olvidar la aportación personal de cada individuo a lo común. Ahora, cuando a uno le tocan el sueldo, la paga extra, el cole de los niños, el crédito bancario, ahora se da cuenta de lo que necesita. Y de repente hasta puede que se solidarice con el de al lado para buscar soluciones...comunes. 
Así que a pesar de las incongruencias, los surrealismos, las desfachateces, los errores garrafales y las crueldades de las noticias que nos llegan cada día, yo le rezo a Tesla para que la humanidad se decante más por su conexión inalámbrica planetaria que por su Rayo de la Muerte. Que no digo que no sea el espíritu navideño, que lo dudo, pero no puedo evitar ver cosas positivas en esta catársis, o crisis, como quieran llamarle. 

Les deseo un feliz año 2012.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Soliloquios nocturnos

PARTIDOS- Lo de que a mí no me gusta ni la izquierda ni la derecha porque todos son iguales no es una medida exacta. Puede que la derecha se sienta con más poderío para llevar a cabo acciones extremas económicas y sociales sin los remilgos que se le supondría a la izquierda. No sé como serían el parlamento y todas esas asambleas oficiales si en ellas se congregara más diversidad de opciones políticas...probablemente un guirigall, y más dificil ponerse de acuerdo, no sé. Tal vez por eso hayamos acabado agrupándonos en dos grandes conjuntos, ninguno radical y ambos amigos del dinero. Porque es más cómodo para todos, es más fácil culpar al otro (recuerdo 1984, todo el principio alienador se basaba en un baile de alternancias de los odios), se garantiza un poco de espectáculo, al final van a acabar haciendo lo que les de la gana y luego el votante meneará la cabeza como el hincha de un equipo de fútbol cuando un jugador la caga. Para la ciudadanía que delega las  cuentas conjuntas, el estado de los bienes conjuntos, la garantía de unas mínimas comodidades, que delega en fin todas las cuestiones generales y de gestión común, el sistema bipartidista tuvo grandes momentos. Pero esto, por varias razones, ha quedado anticuado. Y ahora, con más información y más contacto con el prójimo, parece que los individuos que antes delegaban ahora quieren expresar sus opiniones y ser escuchados. Es posible que nuevas ideas estén empujando para salir a flote. 

APRETANDO- Tengo la sensación de que un cinturón de goma elástica nos está anudando. Los recortes son alucinantes. Nunca había visto algo así. Creo que estamos todos un poco asustados en esta ciudad. En paro. Cerrando negocios. Con trabajos precarios. O que se convierten en inseguros de un año para otro. Buscando trabajo sin encontrar. O matándose a currar por un sueldo que nunca pagará el esfuerzo y el tiempo. Con pisos en venta enterrados en papeleo. Con hipotecas eternas y deudas constantes. Compartiendo piso casi por obligación. Y hay situaciones peores. La mejores situaciones están reservadas para los que tienen sacas en vez de bolsillos.
Nuestra cadena de trabajo es insana. Un ser humano no debería trabajar por conseguir dinero si no porque ama la labor que está llevando a cabo, porque siente pasión por esa materia a la que convertirá en algo disfrutable por los demás. Sé que suena a perogrullo pero es que no lo veo tan complicado. El problema no es aprender a vivir con menos si no priorizar lo que es indispensable y transformarlo en abundante.

martes, 6 de diciembre de 2011

Entrevistas con Mercurio: Educación

En Mercurio el sistema educativo es básicamente muy parecido al de la Tierra, aunque sus sutiles diferencias lo hacen mucho más efectivo y hasta saludable. Para empezar es completamente público, como hace muchos años lo fue también, en parte, en el planeta de origen. En Mercurio, como ya todo el mundo sabe a pesar de los intentos de la prensa oficial de hacernos creer que allí se viven en la decadencia, el dinero común se invierte en el cuidado de las personas y en su futuro, en el futuro de su sociedad. Por eso el ejemplo de Mercurio es tan peligroso para el sistema político, económico y social de la Tierra.
Los niños y niñas hasta los cinco años son educados en la cooperación y pasan al siguiente ciclo hablando de tres a cuatro idiomas dependiendo de la zona. A partir de los seis años la cosa se intensifica, se trata de alentar a cada individuo en las cosas que mejor se le dan para que luego tenga la oportunidad de elegir especializarse en algunas de ellas y aprender el mecanismo de todas, a la vez que se les educa en la realidad...por ejemplo: el deporte no es una asignatura, aunque usen casi el mismo sistema de evaluación constante que en la Tierra, si no que de bien pequeños tienen la gimnasia corporal como una costumbre que dificilmente abandonarán más adelante. Y se da igual importancia a las aptitudes artísticas que a las de memoria que a las de cálculo, pues todas las habilidades tienen un lugar en el futuro de la especie humana. Esta fase educativa se prolonga hasta los doce años, aumentando su nivel de dificultad a medida que los alumnos la demandan. Hay que decir que el profesorado de Mercurio está seleccionado seriamente a partir de su empatía, imaginación y, sobre todo, vocación. Y claro, sus sueldos les permiten una vida lo suficientemente agradable como para que su vocación encuentre un lugar. En Mercurio una escuela no es ni un párking ni una familia postiza, si no que es lo que debe de ser: una ayuda para que los cachorros humanos transiten con información hacia la etapa más larga de sus vidas, que será la madurez.
A partir de los doce años la educación se especializa procurando ofrecer a cada alumno lo que sus características demandan, facilitando utensilios, herramientas, físicas o mentales,  para que el ser humano se desarrolle en plenitud en esa tan corta y energética edad que el baile de hormonas provoca hasta la plena juventud. Las asignaturas troncales se basan de nuevo en la practicidad, ubicando al alumnado en la realidad que viven y dejando las teorías para más adelante. Por ejemplo: las clásicas matemáticas desaparecen en la educación mercuriana, a excepción de los alumnos que evidencian una clara aptitud para esa materia, pasando a ser, así lo llaman, Números Cotidianos, una asignatura que todos cursan y en la que se les enseña a bregar con el lenguaje numérico al que se van a enfrentar en la vida cotidiana y también a entender el sistema económico en el que están envueltos, de manera que tengan la información básica para manejarse en el futuro en los distintos mundos y puedan, incluso, variarlo a mejor.
De los 15 a los 17 años de edad, en Mercurio el sistema educativo se reparte en infinidad de áreas especializadas que van desde la mecánica  a la robótica, desde el periodismo al Arte, desde la artesanía al diseño industrial y perfectamente compatibles entre sí, de manera que un alumno o alumna puede aprender a pìlotar un avión, costura, cocina japonesa, historia del cine, filosofía básica y piano en tres cursos. Si se decanta por alguna de estas profesiones se especializará aún más en los años que vienen, y lo demás serán recursos efectivos en el caso que cambie de opinión o le surja alguna oportunidad en la madurez.
A los 18 todo mercuriano y mercuriana es becado para viajar por el mundo, adecuadamente informado de la sexualidad humana, para aprender a vivir en lugares distintos, espabilarse en el mundo, expresarse en su máxima plenitud, conocer lo diferente y, en fin, entre nosotros, ponerse las botas en los placeres, y a veces penurias, que la vida adulta les depara, o sea, liberar sus hormonas y pasárselo en grande. De los 18 a los 19 o 20 años, según el caso, ningún habitante de Mercurio accede a una escuela, si no que son empujados a la vida, a caer del nido y a volar.
A partir de ahí, el mercado laboral se abre a sus mentes frescas y entran como aprendices en los más variados oficios. Y si son de aspiraciones intelectualmente elevadas o sienten vocación hacia servicios sociales que requieren detallados conocimientos, tienen acceso, al igual que cualquier habitante de Mercurio mayor de 20 años, a la Universidad.
Las Universidades de Mercurio son curiosísimas. En ella una puede encontrar la más diversa de las personalidades, de cualquier edad, inquietud y origen. Hay dos ramas bien diferenciadas en las Universidades Mercurianas: las técnicas y las teóricas. El profesorado vive en las mismas instalaciones universitarias, de manera que la vivienda ya no es un problema y pueden dedicarse por entero al placer de enseñar lo que se sabe. Un aplicado alumno de medicina, por ejemplo, puede asistir también a las graciosas clases de filosofía de una encantadora escritora, entrada en años, cuya experiencia vital ha sido suficiente para elaborar una inteligente trama sobre la existencia. O una alumna brillante de Literatura puede verse fascinada por las enseñanzas de un magnífico herbolario experto en botánica (probablemente para escribir sobre ello). Así una persona pude interesarse por varias cosas a la vez y aprender sobre ellas. No hay límite temporal de estudios en las universidades mercurianas, si no que una persona puede estar en perpétuo aprendizaje mientras ejercita sus conocimientos en un trabajo de 6 horas (más horas de trabajo son consideradas explotación en Mercurio, como ya explicaremos en próximas crónicas).
Así pues, Mercurio, sigue siendo un bonito ejemplo de lo que podría ser la Tierra si el mercantilismo, la eficiencia obrera y la falta de miras al futuro no hubieran embadurnado nuestras ideas. Seguiremos informando.