martes, 9 de octubre de 2012

Era Digital

Hace días que quiero escribir sobre nacionalismos, independencias, dependencias e identidades construídas sobre farsas costumbristas, pero al final siempre me da mucha pereza. Siento que la cosa, en realidad, no va conmigo, no me interesa, es más, me aburre. Pase lo que pase me adaptaré a los nuevos tiempos e intentaré vivirlos con dignidad. Pero me sigue pareciendo alucinante que en plena era del Google Translator continúe la discusión sobre lenguas e idiomas, por ejemplo. Y todavía más estupefacta me quedo al comprobar, a diario, el triste y tozudo empeño general en la conservación de modos que a todas luces empiezan a ser historia.
La Red lo ha cambiado todo.
Cuanto antes lo comprendamos, antes nos pondremos a trabajar en la sustitución de las antiguas maneras por otras, efectivas y constructivas. De nada sirve agarrarse a un barco que se hunde, por mucho que la orquesta siga tocando.
Y cuanto antes nos atrevamos a usar la nueva herramienta en serio, más espectáculos desoladores nos ahorraremos.
La información ya está ahí, imposible esconderla.
La verdad está a mano, con todos sus matices, sus versiones, sus interpretaciones y sus datos.
Ahora los títeres hipnóticos ya no tienen el poder de convencer. Y los ventrílocuos sólo pueden hacer una cosa: correr con el botín.
Parece que los cambios no son tan rápidos como aparentan. Este es un proceso lento y costoso, una transformación que exige su tiempo. Somos muchos. Y llevábamos toda la vida  atados a lo analógico. La Era Digital ha arraigado.
Es normal que sintamos miedo. Y vértigo. Y que intentemos ayudar a los de al lado. Es natural que se produzcan estampidas, y se radicalicen posiciones hasta la ridiculez. Es un sálvese quien pueda a cámara lenta. La contemplación de la agonía es terrorífica. Lo único que calma la angustia es buscar soluciones. Anticiparse al desafío, al accidente. Y lo bueno de la lentitud es que hay tiempo para pensar, para reaccionar.
El Ser Humano es un animal excepcionalmente imaginativo, con una fuerza de voluntad impresionante, el animal más creativo del Sistema Solar. ¿Cómo hemos conseguido volar?, ¿generar electricidad a partir de elementos que eran invisibles?, ¿observar un entorno que nos queda tan lejos como otra galaxia?, ¿cómo hemos conseguido conectar todas las mentes del planeta sin movernos de una silla? Con imaginación, con valentía y  ambición. Sintámonos orgullosos de nuestras capacidades. Aunque también hayan sido destructivas. 
Esa imaginación puede sin duda alguna, como ya se ha hecho en la literatura de anticipación, crear nuevos paisajes y estructuras, nuevas formas de gestionar, nuevos sistemas de funcionamiento. Tengamos la valentía de plasmarlos, de probarlos. Y la ambición de hacerlo mejor de lo que lo hayamos hecho hasta ahora.
El nuevo reto es la conformidad de todos. El bienestar de todos. La Red nos ha hecho conscientes de nuestra propia influencia sobre el mundo. Nuestra opinión, por primera vez, cuenta. La gente le da al me gusta y al favoritos. Interactuamos. Intercambiamos. Somos un Todo integrado por individuos. Cada uno de los pequeños empujones, mueve. 
Por eso pienso que es importante que  La Red llegue a todos los Seres Humanos. De acuerdo, no más que el alimento y las medicinas. Pero es la nueva educación. La posibilidad, por vez primera, de que todos podamos tener acceso a lo mismo. A los datos, a la cultura, al conocimiento, a la información. Y es importante también, para asegurar esto último, mantener a La Red al margen de las manera de hacer anticuadas, ofrecerla como alternativa.
Despegándonos del pasado tal vez logremos mirar cara a cara al presente. Y una vez presentados fijemos la vista en el futuro.
Lo único que puede salvarnos de un problema es encontrar la solución. Tal vez la tengamos delante de nuestras narices, como cuando buscas y rebuscas las llaves dentro del bolso y luego te das cuenta de que las llevabas en la mano. 
Pero estamos demasiado entretenidos manoteando la sobreinformación, intentando comer y pagar las facturas y esquivando los golpes de la fuerza bruta desplegada por quienes luchan por resistirse a la novedad. Pero la ola es demasiado grande y les atrapará también a ellos.
No hay más remedio que evolucionar en paralelo, un enfrentamiento directo entre tendencias no aportará gran cosa. Y además el reto está en ponerse de acuerdo. Hay unos básicos que son lo mismo para todos y cada uno de nosotros y esto hay que lograr establecerlo de una vez por todas. Quienes no son capaces de asimilar esto, podrían ir perdiendo credibilidad.

Como dice Hipercarga. Muta o Muere, amigo.
Avanza o quédate atrás.

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