jueves, 16 de junio de 2011

¿Dónde está la sabiduría activa?

Los días pasan y la situación se complica, se vuelve densa y aparece en toda su diversidad, en cada nodo se enciende una bombilla, toda persona con un mínimo interés por lo que ocurre a su alrededor se da cuenta de la dificultad que el entramado representa. ¿Cómo un ser humano del montón, con un trabajo precario, si lo tiene, una vivienda que se lleva más de la mitad de su salario y unos conocimientos básicos, puede imaginar una respuesta inteligente y práctica a los abusos de poder que se están sucediendo?...¿y por qué desde la prensa y el poder político, sorprendidos ante la repentina expresión popular, se nos devuelve la pelota recriminando a la ciudadanía mosqueada la falta de propuestas y la, supuesta,  errónea canalización de la energía de un movimiento ciudadano al que necesitan imperiosamente bautizar? Está claro que como mínimo nos están tomando el pelo, o eso intuyo yo.
Escribo desde Barcelona, donde la calle emite día y noche un zumbido formado por muchas voces. Cada persona se esfuerza en entender qué es lo que está pasando y en definir una postura propia. Personalmente, estoy maravillada con ese heroico intento de sobrepasar las propias limitaciones para encontrar alguna solución, mientras economistas, filósofos, políticos, ideólogos, intelectuales, escritores, científicos, salvo alguna honrosa excepción, parecen ni siquiera existir. El humano de a pie, el currante, el que gana 1000 euritos al mes, si los gana, el que paga impuestos que le arrasan el sueldo, el que se queda de vacaciones en la urbe, en cambio, está utilizando su mente para dar con alguna respuesta a un sistema que sólo funciona para las minorías de la élite económica, porque le preocupa la vivienda y el trabajo, pero también la sanidad pública, los medios de comunicación y transporte, las energías, la estructura económica del planeta, la educación de los cachorros humanos, la repartición de la riqueza en el mundo y la organización general de la sociedad. Pensando en sí mismo y en el bien común, mientras unos pocos, con más medios, más preparación y más herramientas de incidencia, parece que en vez de la sesera se estén rascando otras partes del cuerpo ¿No hay aquí una ecuación que no furula?

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