jueves, 22 de noviembre de 2012

Tres cerditos

Hay que hacer verdaderos esfuerzos para abstraerse de las tendencias de cada individuo y lograr amar a la especie humana en su totalidad. Ser paciente y tolerante, suspirar. Y reirse un rato, para que no se nos enganche la estupidez. Soy bastante activa en Twitter y muy fan de las nuevas plataformas de interacción, que, en mi opinión, son la simiente de un cambio radical en todas nuestras estructuras, si es que somos capaces de llevarlas a un estadio distinto al del mero chafardeo y el entretenimiento. Pues bien, en Twitter, he tenido tres conversaciones distintas que me han llamado la atención.

1- El Señor Desahuciado que intuyo que no es tal: ¿Sabían ustedes que un puñadito de "Movimientos sociales" se reunieron hace poco con diputados alemanes? Probablemente no, porque, a pesar de su constante presencia y fuerte actividad en las Redes y en las calles, estos colectivos callaron como putas en esta ocasión. Lo de "Nadie nos representa" parece que quedó en el cajón de los olvidos. Yo me quejé de la falta de transparencia y de que no hubiera streaming (por lo visto los alemanes no quisieron) y me contestó muy airado un caballero, acusándome de no ir en persona a impedir su desahucio. Así, sin ton ni son, mezclando alegremente churritos con porras. La PAH fue uno de los colectivos que habló en esa reunión casi secreta. Me pregunto dónde estaba el Señor Desahuciado, en el caso de que lo sea, cuando alegremente compraba su pisito porque había que hacerlo, en las manis okupas de Barcelona de los años 90, cuando las Radios Libres eran el único medio independiente. Ahora tengo yo que correr a impedir su desahucio, ¿verdad? Si lo hago lo haré por compasión y solidaridad, pero por favor no me lo vendan como si fuera una nueva tribu urbana. Estos bancos desaprensivos, esta tomadura de pelo, por supuesto tiene víctimas que sufren. Pero de víctima a héroe hay algo más que llorar por las esquinas. La vivienda es más que un derecho, es un básico, un intocable. Cualquier persona con dos dedos de cabeza, y de corazón, está por la Dación en Pago. Pero hay más temas, por desgracia, y cada uno sufre los que sufre y lucha por los que lucha. Decirle a alguien que su opinión no cuenta por que no acude a su desahucio es como si otro se descojonara en su cara por haber sido tan corto de tragarse las mentiras de la propaganda de los cuervos. Pónganse en su sitio, hagan el favor. No permitamos que nos dividan.

2- El Sr. Comunista: Hoy, hace unos minutos, he leído una frase graciosa: "Si no queréis llamar comunismo a tener derecho al trabajo, vivienda, sanidad y educación, bien, pero sabed que cuando decís que vais a "hacer de vientre" realmente vais a cagar" En cuanto la he pensado dos veces he contestado que me parecía lamentable que se barriera para casa, o sea, que alguien se apropie de los derechos básicos de la humanidad para vender una ideología, desde mi punto de vista, caduca. Yo no le llamo al derecho a la vivienda, la sanidad o la educación comunismo ni nada que acabe en ismo. Un derecho no tiene nada que ver con una ideología o una cortriente. Es un derecho. Punto. Algo básico a lo que cualquier ser humano venga de donde venga, piense lo que piense, tiene el derecho de acceder. Si usted lo quiere llamar comunismo, bien, pero que sepa que la palabra correcta es DEFECAR. 
Este señor se ha ofendido muchísimo porque he criticado su frase y me ha pedido mi solución a la crisis. Le iba a poner que de eso no tengo. No tengo la solución. Sólo algunas ideas que me apetece compartir. Pero le he mandado "La Terrícola" porque una nunca sabe qué clase de persona se esconde tras un avatar y yo siempre intento ser optimista al respecto. En 10 segundos (tiempo récord para leerse este blog) me ha acusado de ver unicornios rosados, de fumar drogas y de Fascista.
Sólo respondo de lo segundo.
Lean ciencia-ficción, por favor. Es un ruego.

3- Nacionalismo, otro ismo que arrastramos: Tema inevitable en Barcelona, como no, en vistas de las próximas elecciones catalanas y de las conjuras entre la tele de Mas y TeleMadrid, en un absurdo baile de falsos enemigos que luego negocian en flamantes despachos la libertad de todos. Por lo que sea, una gran mayoría de gente, muchos por mero hartazgo del modus operandi clásicamente españolito, tiende a ver en la independencia de Cataluña respecto a España, una salida a esta inoperancia que tanto daño directo nos está haciendo. Yo no lo comparto, ni lo entiendo. Me parece una solución muy por los pelos, que se aleja radicalmente del verdadero problema y apoyada en un sentimentalismo estéril. Pero oiga, es mi opinión. Y no creo que precisamente yo tenga la verdad absoluta. Aunque tampoco que la tengan los demás. Los grupos de música sabemos que para estar seguros de que un arreglo es el adecuado primero hay que probarlo. Si no suena bien, a la basura. Y si nos convence, se queda. Hay que ser tonto del culo para imponer un arreglo que no queda bien solamente porque ha sido idea tuya. Y esta premisa es aplicable al resto de asuntos. Si la mayoría de mis conciudadanos quieren probar algo nuevo, estoy dispuesta a probarlo. Y no tengo miedo de que acaben con mi identidad, porque yo, la que tengo, no tiene nada que ver ni con ideologías, ni con patrias, ni con idiomas, ni con religiones. La formo cada día con lo nuevo aprendido.

Muchas gracias.


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