domingo, 2 de septiembre de 2012

Carne cruda, a la parrilla...libre


En casa del herrero, cuchara de palo. Mi padre trabajaba en RNE. Yo empecé en Radio Gracia cuando tenía 17 años. También hice programas (Casa de Brujas, Ciencia Infusa) en Radio P.I.C.A por once años, y en Contrabanda (Terrícolas, Misión Imposible, El último grito). La radio es apasionante para quien la hace. Pura creatividad y, muchas veces, la añoro. Nunca cobré por ese trabajo. Y siempre he visto a las Radios Libres como una estupenda vía de comunicación de la ciudadanía, de sus inquietudes y expresiones. Pero nunca he escuchado Carne Cruda. Ni soy fan de Radio 3. Las pocas veces que la he sintonizado, me ha parecido una copia de las emisoras libres y comunitarias (pero con más medios...muchos más), cosa que les honra, pues el resto de emisoras se dedican, o bien a la manida radiofórmula, o bien a la publicidad directa de los valores establecidos, siempre mediocres, aburridos y repetitivos, como su hermana, la Tele. Aún así me ha llegado la notícia del poco elegante cese de Carne Cruda, y de que han catalogado al programa del estilo de las "Radios Piratas". Siguen usando el antiguo término, muy romántico y relacionado con Radio Carolina y su emisiones desde un barco fuera de las fronteras cuyas leyes les impedían emitir con libertad música que obviaban las emisoras convencionales, para referirse a las emisiones libres del espectro que corresponde legalmente a la ciudadanía, derecho reflejado en la Constitución, contemplado en otros países, y de lógica vulcana. Los medios de comunicación pertenecen en exclusiva a empresarios cuyo último objetivo siempre es vender (valores que modelen el gusto del público según los productos del mercado en una eterna y hortera retroalimentación). Es decir, no son medios de comunicación si no herramientas de márqueting sazonadas con algún programa de entretenimiento inocuo. Por eso es valiente el Sr. Jordi Évole, porque aprovecha su espacio, quizás a veces con un pelín de sensacionalismo, para reflejar con humor una realidad de la que sus colegas no parecen ser conscientes. Seguro que también hay, y muchos, que piensan que Salvados es un programa del estilo de las "Radios Piratas" (o de las teles "piratas", que en Barcelona también la hay). Eso quiere decir que hasta ellos tienen una imagen clara de lo que significa una Radio Libre, del contenido y estilo de sus parrillas.
Javi Gallego, y otros periodistas o comunicadores, tienen la posibilidad, como la tenemos el resto de la ciudadanía, de hacer la radio que les gusta. Eso sí, sin cobrar, incluso pagando como socios y partipando en la organización. Sería estupendo que el tal Gallego, son sus conocimientos, contactos, colaboradores y oyentes, siguiera su labor en una radio libre, mientras cobra el paro. No es que no tenga donde emitir, es que no tiene donde cobrar. Como muchos otros. 
Todos los periodistas, titulito en mano, con cargo, están acojonados, ya sea por los recortes, ya sea porque La Red está acabando con los soportes clásicos y las maneras anticuadas. Yo comprendo perfectamente que lo estén y que todos tenemos que comer y pagar facturas, etc. Pero si de lo que se trata es de salvar la Libertad de expresión, de emisión y de recepción, y de salvaguardar la honestidad, la pluralidad, la calidad y la creatividad que permiten los medios, podrían, perfectamente, unirse a la ciudadanía en la labor de informar, de conservar la mirada crítica, de apoyar a los nuevos talentos, que hacen, con mayor o menor gracia, las Radios Libres o comunitarias. 
Eso sí sería un acto de valentía.
Aunque no le deseo a nadie aguantar el tedio de las asambleas.
Los medios, los tenemos. Se trata de aprovecharlos mejor. De ser conscientes de que están ahí y de que podemos usarlos. De no infravalorarlos o permitir que continúen sumergidos, pisoteados, escondidos a propósito.
Si las cosas fueran más o menos bien, y las cosas públicas estuvieran en buenas manos, no habría necesidad. Los canales de emisión estarían alejados de los intereses religiosos, económicos y políticos para conservar una sana independencia y objetividad, y la ciudadanía tendría el mismo derecho que un periodista titulado a ejercer su legítima de expresar y escuchar. Pero en estos momentos se libra una batalla peculiar. Es el momento de hacerse el héroe, y si Miguel Bosé (cuyos rubios desayunos en mansiones aún tenemos frescos en la memoria) dice que ha ido a más manifestaciones que a conciertos, quiere decir que cualquiera puede, usted también, y el señor Gallego, como otros afectados por esta infeliz circunstancia,  aprovecharla y ponerse de nuestro lado, en las parrillas libres, como gesto heroico sin precedentes. No hay que abandonar el dial, lo van a vender a gramos como el salami. Ay, si Tesla levantara la cabeza.



-Radio Pirata: Emisora que usa la parrilla como excusa para forrarse con la publicidad. El dial está repleto, sin embargo los políticos prefieren perseguir a las radios libres, confundiéndolas, a propósito. Cuando se realizó el documental sobre Radios Libres por La Tripulación del Comodín, yo personalmente llamé a todas las teles para ver si lo querían emitir. Fue rechazado por todas, y pude comprobar por mí misma el miedo que les daba el tema. Al preguntar, incluso me llegaron a decir directamente "porque a mi jefe no le gustan esas radios, está en contra de ellas". Ahí es nada. Sin embargo, una Radio Libre (o comunitaria) es una emisora hecha por la ciudadanía, con una parrilla dedicada básicamente a la cultura y a la información sobre temas que los medios comerciales directamente ignoran o incluso manipulan. Estas emisoras soportan actualmente una situación alegal y de constante peligro, cuando, sepan ustedes, en otros países funcionan incluso con la ayuda del Estado.

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