jueves, 12 de julio de 2012

Matutina

Estamos en manos de las empresas, las que no tienen leyes ni escrúpulos, la bestia, el 666, el monstruo devorador de la libertad, los alienígenas con corbata que vienen a ordeñarnos, la nueva esclavitud. Somos clientes antes que personas, somos clientes los unos de los otros, somos moneda, nuestra vida cotiza en bolsa. Estamos rodeados de una publicidad implacable que modela nuestras necesidades y nos convierte en obedientes compradores, que escenifica los sueños más íntimos de la psique, que se repite hasta la saciedad creando un modelo estándard, que ensalza la mediocridad y los instintos más básicos, que ataca desde todos los medios posibles hasta que la vista y el oído se agotan de buscar cosas nuevas, el imperio del alma gris y el sexo animal, una Idiocracia sin fronteras, la Marca tiene más fuerza que los valores humanos, la Marca será el nuevo valor humano.

Cierta dosis de frivolidad es el ingrediente indispensable para una vida de alegrías. La superficie es importante, es lo primero que vemos, lo que podemos tocar. Viva el sexo desenfrenado, apasionado y gimnástico, pero me parece de un mal gusto tremendo equipararlo en valor existencial a un automóvil, por ejemplo. Nos dicen como debemos ser para conseguir amor, sexo, amistad, hogar, transporte, sanidad, higiene, apartamento, y cuánto vale tenerlo. Sacad a los mercaderes del Templo. Se asocia el sexo a la música y a la moda, al Arte en general. La expresión del amor humano, de la atracción por el otro, el lenguaje no verbal de hacerlo apetecible, la impresión plasmada en el lienzo. Y con acierto nos lo venden todo unido y mascado, pasado por la máquina de hacer dinero, perfectamente empaquetado y contaminante. Atractivo el envoltorio, hecho a nuestra medida, nosotros picamos, y poco a poco la unión se desintegra. Atléticos, estirados, androides fabricados con parches, cyborgs de piel, el Nuevo Ser despierta como un hermoso monstruo de Frankenstein, eternamente joven, de sonrisa perfecta, delgado, diseñado por Photoshop. El espectáculo es precioso. Atrás quedará el homo sapiens, con michelines, arrugado, de uñas mordidas, de cara desnuda. Todo a nuestro alrededor así nos lo indica: ahí está el camino, sólo quien tenga dinero accederá a ese nuevo estado de la humanidad. Selección. La perfección no es para todos. Si tú no puedes permitirte una sanidad privada, eres un Nuevo Pobre. Eres los últimos coletazos de una especie en extinción, reducida al underground. No hay raza si no aspecto, porque la belleza se haya en todos los colores y esa mezcolanza es evolutivamente necesaria. El aspecto exterior es lo que vende, el papel de regalo. Estamos perdiendo el Norte con tanto entretenimiento destinado a la venta, estamos creyendo que un estatus es más importante que la supervivencia. Nihilistas en el fondo de nuestras almas, creemos que todo está perdido y nos suicidamos. La destrucción no nos importa. El presente será eterno, hipnotizados por el espejismo de la congelación de la  juventud.

Víctima de la observación del desmorone de la política vocacional del servicio a la ciudadanía, he albergado en mi seno un profundo malestar ante las instituciones. Desmoralizada por sus tejemanejes siempre en favor de las empresas, del dinero, de la más miserable de las actitudes de sometimiento e irresponsabilidad, atemorizada por unas fuerzas de seguridad al estilo de las antiutopías, dejé de tener confianza en la Democracia, en lo público, en la gestión de lo común. Como las subvenciones son un concurso poco nítido, las rechazo, las regalo, no quiero tu dinero, mi dinero, el que nos quitas, el que quedamos que yo te daría por mis horas de trabajo a cambio de unos básicos que no se están cumpliendo. Mi lógica vulcana no lo acepta. Todo eso es nuestro: los aeropuertos desiertos, los grandes edificios y parques a los que no se les da uso, los edificios de pisos abandonados, los hospitales, las bibliotecas, los centros cívicos, las ondas de radio, el TDT, el agua, el aire, la tierra que pisamos, los jardines de las ciudades, las obras de Arte de los Museos, las pelis que paga en Ministerio de Cultura, las escuelas, los monumentos, TODO eso es nuestro aún y hay que conservarlo y utilizarlo. Redirigir las subvenciones y hacerlas más eficientes, adueñarse de los espacios que los gobiernos están cediendo a empresas privadas, recuperar la sanidad pública, renovar el sistema educativo que ya está caduco y necesita un buen meneo. Hay tanto trabajo por hacer. Hasta ahora no he votado, ningún partido representaba mi opinión. Las derechas me resultan atávicas, las izquierdas disueltas, los centros derechistas, los indepes pueblerinos, los partidos minoritarios monotemáticos. Un panorama poco atractivo. Y ahí lo dejaba, convencida de que mi única fuerza de protesta útil sería la abstención. Un buen puñetazo a la política actual. Sin duda un pequeño triunfo. Pero no da una solución. Es sólo un susto, y los números, de todas formas, ¿quién los contabiliza al final? Echamos una papeleta, nuestros vecinos las cuentan, y luego...Me gustaría ver las votaciones computerizadas y contabilizadas por un ordenador imparcial programado por un equipo técnico fuera de toda sospecha, en directo por la tele, y no a esos candidatos de dientes largos atados a sus corbatas celebrando la victoria o fingiendo sufrir una derrota en un eterna Súpercopa. Me gustaría ver en directo como se aprueban o rechazan leyes que han sido sometidas a la votación popular, debatidas correctamente, a través de La Red, por ejemplo.

Podemos unirnos y devolver la fuerza a las instituciones públicas, transformar la política, limpiarla, reordenarla, organizarla para combatir el poder de la piratería de los ricos, construir una sociedad más eficiente con el planeta y con nosotros mismos, invertir en energías baratas y respetuosas con el planeta, en investigación para el desarrollo de técnicas que nos permitan mayor libertad, mantener al Ser Humano al margen de los tejemanejes de la economía mundial, autogestionarnos, ser un ejemplo, atar corto a los ladrones (Batman, ¿dónde estás?), crear un nuevo organigrama implacable con el abuso. Y con el tiempo, encaminarnos a una nueva era en la que la ciencia y la tecnología trabajen en favor de nuestra especie, como máxima prioridad, en la conservación de la Tierra y en la búsqueda de nuevos hogares. Que todos seamos ricos, abundancia para todos, juventud eterna para todos. El mismísimo dinero que está circulando por encima de nosotros ahora mismo, bien invertido, daría otros resultados.

Sabios del mundo, unid vuestras fierzas. No hay fronteras. Que la llamada de las vocaciones sea el grito unánime. Salvadores del mundo preparad vuestras mentes, la batalla no hace más que comenzar. Hasta ahora vamos perdiendo: las protestas de los mineros refuerzan una imagen de una industria que se pierde, ¿dónde están las nuevas, las que recoloquen a estas personas en otros puestos, la tecnología avanzada que permite menos riesgos de vidas humanas y más comodidad?, ¿dónde está la razón que valora el esfuerzo y dedicación de esas personas que con su sudor sostienen una industria?, ¿dónde está la responsabilidad hacia un trabajo que se sabe de antemano con fecha de cadudidad?, ¿dónde está la justicia que devuelve con gratitud los beneficios ganados  hasta ahora?, ¿en qué se invierte el dinero que la ciudadanía europea aporta al común? Mineros, ese mismo orgullo que conmueve, esa misma fuerza de corazón que ilumina las grutas más oscuras, esa piel que se tizna con las entrañas de la Tierra, puede empujar con gran ímpetu hacia donde vosotros queráis llegar. Hacen falta obreros con cuyos brazos levantar un Nuevo Mundo.

Así, a lo República Ciudadana de la Tierra, me he despertado hoy.

Bon dia :)

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